VIAJAR ALIMENTA EL ALMA

VIAJAR ALIMENTA EL ALMA
El inicio del camino

viernes, 7 de febrero de 2014

Rumbo a Colombia, me enamore de su gente y de sus paisajes cafeteros


Había llegado al pueblo de fiesta de moda en Suramérica. Despues de pasar la noche del viernes 24 de genero en el autobús desde Mancora y despidiendome de Peru, el sábado sobre las 11 de la mañana llegaba a Montañita en Ecuador. Un pequeño pueblo de playa situado al sur, con un ambiente fiestero tipo Ibiza y lleno de jóvenes, mayoritariamente argentinos y chilenos, disfrutando de sus vacaciones. Sólo llegar, mi objetivo consistia básicamente en ir directa a la playa. Había bastante ambiente y estaba lleno de vendedores de comida y artesanías. Daban ganas de comprarlo todo jeje. Una playa parecida a la de Mancora, sin muchas más pretensiones, pero con una gran extensión de arena y la posibilidad de ver la puesta de sol desde el horizonte.

Esta claro que no tengo problemas en viajar sola, pero cuando llegas a un lugar de ambiente fiestero, la mayoría viaja en grupos de amigos y cuesta un poco más lo de salir de fiesta sola. Pero por suerte tenía un as jeje. La chica americana que había conocido en Mancora había conocido dias atrás a una chica austríaca que estaba en Montañita, pero estando en Mancora se había dejado la cámara. Asi que yo era la encargada de llevarle la preciada cámara a Claud, una chica que también viajaba sola. Cuando volvi de la playa, ella pasó por mi hostal y en agradecimiento quería invitarme a tomar algo. Yo contentisima le dije que no hacía falta que me invitara, pero que me apuntaba a tomar algo con ella :) Asi que quedamos en su hostal, donde ella tenía varias amigas argentinas que había conocido. Fue una noche muy divertida, donde también conocí a una pareja de gallegos que llevaban casi un año viajando. Nos reímos mucho, y Claud era una chica divertidísima y muy loca como yo, asi que formamos una buena pareja para decir tonterías. La fiesta consistía básicamente en una calle llena de puestos callejeros de bebidas y cócteles, donde cada uno ponía su propia música y era una locura concentrarse en una. Luego había discotecas de música electrónica y una playa abarrotada de gente. Asi que lo que más me gusto fue unirme a ese grupo de gente en el hostal donde estuvimos tiempo tomando algo, antes de ir a "bailar" entre aquella locura de música.

Un domingo de playa, de nuevo con Claud y las argentinas, y el domingo noche partía rumbo a encontrar un autobús que me llevara a la esperada Colombia :) Y pensar que Colombia no estaba en mis planes. Despues de los típicos rumoreos de las guerrillas de Colombia, nunca me había planteado visitar este país. Pero durante mi viaje conocí a diferentes colombianos y a personas que habían viajado al pais, y me desmentian totalmente que hubiera peligro alguno de viajar a Colombia. Asi que despues de las maravillas de las que me habían hablado sobre Colombia, decidí que ahora que estaba al ladito, era una oportunidad divina para ir. Y asi hice. Imaginaros hasta que punto no estaba en mis planes, que yo ya tenía mi vuelo de vuelta desde Lima, Peru. Pero el destino y las señales me ayudaron a visitar Colombia, y tras un sencillo email con la compañia aérea, pude cambiar la fecha de vuelta para 2 semanas despues y la ciudad de salida, desde Bogotá, capital de Colombia. Todos estos cambios por un irrisorio precio de 10 euros. A ver quien era el que no iba a Colombia...

Siguiendo con mi ruta, tuve suerte y encontré un autobus con salida a las 22:30 rumbo a la frontera con Colombia, en el cual experimente la excesiva tranquilidad de los conductores del autobús, que llegaron a hacer 3 paradas de más de media hora para comer y tontear con las camareras, mientras todos los pasajeros esperábamos enfadados dentro del autobús porque ni siquiera nos habían dicho que podíamos bajar y no sabíamos porque estábamos parados, hasta que una persona bajo y vio el panorama de poca vergüenza... En fin...

El lunes 27 de enero sobre la 13:00 del mediodía, llegaba a la frontera feliz como una perdiz. 4 papeleos, una ya cansada pregunta del administrativo "viaja sola? No tiene amigos en Colombia?" y estaba dentro del país. Yuju!!

Aunque no había planeado mucho los lugares que visitaría puesto que Colombia había sido un añadido de última hora, gracias a los consejos de la gente tenía mas o menos un itinerario establecido :) Asi que mi primer destino sería visitar el eje cafetero, visita imprescindible de Colombia sin duda. Eso significaba tomar otro bus desde las 3 de la tarde hasta las 6 de la mañana del dia siguiente. Otro día durmiendo en bus jeje. El mayor problema para dormir es que había millones de curvas y fue un poco complicado dormir plácidamente porque me resbalaba del asiento todo el rato. Que nadie se altere, pero tuvimos que hacer una parada algo larga para esperar que llegaran más colectivos e ir todos en fila a la vez. Porque? Porque era de noche y estábamos pasando por una zona militar con algun posible riesgo de guerrilla. Era más para prevenir que porque hubiera un riesgo real, asi que por supuesto todo fue muy bien. El funcionamiento de las guerrillas es el siguiente: amenazan a las empresas para recibir financiación. Si alguna empresa no cumple, el guerrillero tiene la orden de matar a algun trabajador. En este caso, el ejemplo seria con una empresa de autobuses y el posible riesgo de que el conductor (o quizás alguien más), fuera asesinado. Pero en la actualidad todo esta muy controlado y sólo ocurre en zonas muy concretas.

Despues de varias indecisiones para elegir qué zona cafetera visitar, la elegida fue Salento, una pequeña villa con una arquitectura preciosa y una amplia variedad de colores que daban vida a cada rincón del lindo pueblito. A las 8 de la mañana por fin me instalaba en tierra firme y dejaba de lado el mundo de las 4 ruedas jeje. En esta zona era típico hospedarse en fincas cafeteras rodeadas de hermosa naturaleza, asi que yo no fui menos y me hospede en un tranquilo hostal que además fue economico.

Despues de descansar tomando un café entre verdes hojas cafeteras, me fui a pasear por el pueblo para descubrir sus bonitos encantos. La casualidad me llevó a conocer a una mujer de un hostal que alquilaba bicicletas, que era mi idea inicial. Pero la mujer, muy honesta y pensando sólo en mi disfrute, me dijo que los caminos para ir en bici eran complicados y con subidas de vértigo. Asi que lo más inteligente fue cambiar de plan. Me aconsejó ir a visitar una finca con una plantación cafetera tradicional a una hora caminando desde el pueblo, y despues pasear en jeep viendo más paisajes cafeteros. Me pareció una mujer de muy buen corazon, y sólo por el hecho de que no me había intentado alquilar la bici, le hice caso en todo lo que me dijo. Asi que empecé mi paseo de una hora andando por paisajes verdes preciosos. Estaba feliz, me encantaba aquel lugar. Me iba encontrando gente por el camino, pequeñas casitas entrañables, con personas que sonreían y me saludaban. Hice una parte del trayecto en un coche ranchera con cerdos en el remolque y dos amables señores carniceros. Cuando llegue a la finca, una simpática señora, la mujer del dueño, me atendio y me dijo que esperara a que llegara el guía. Era una finca familiar con un ambiente muy agradable. La visita fue interesante. A grandes rasgos, el café colombiano esta considerado como el mejor del mundo porque siguen conservando los métodos tradicionales de elaboración. Brasil es el mayor exportador del mundo, por ser el que fabrica mayor cantidad de café, gracias a las adecuadas condiciones climatológicas y a un tipo de planta cafetera que produce café en grandes cantidades. El país que más importa es Italia y como curiosidad, Vietnam empieza a destacar bastante en la produccion de café. En cuanto al café más caro del mundo, tuve la suerte de conocerlo y hacer una visita durante mi viaje. Se trata de Bali, Indonesia, y tal y como explique en mis inicios del blog, se hacia a través de un animal que ingeria los granos de café, y de sus excrementos se fabricaba el café. Otra curiosidad interesante era que las plantas cafeteras normalmente estaban rodeadas de arboles plataneros o de guayabas, para proteger al café de la luz directa del sol. Además, estos árboles servían de protector de plagas de insectos en las plantas de café, ya que el olor de los árboles de frutas era más atractivo para estos bichos, dejando libre de plagas a las semillas del café.

Despues de esta interesante visita y de tomar un rico café, tuve la suerte de encontrar un jeep que hacia de transporte público y me llevaría hasta un paradero (asi es como llaman a las paradas de autobús) para tomar un bus hasta Filandia, otro pueblecito parecido a Salento, el pueblo en el que me hospedaba, con arquitectura linda y muy colorida. Todos los pueblitos siempre tenían la plaza principal, conocida aqui como Parque, las cuales eran muy bonitas y siempre había mucha vida. Muestra de la conocida amabilidad de los colombianos, la chica de la oficina de turismo de Filandia me acompañó a buscar un jeep utilizado como transporte público, que me llevara hasta Quimbaya, un recorrido en el cual podría ver paisajes cafeteros impresionantes declarados Patrimonio de la Unesco por su belleza. Rápidamente encontramos uno que salía en 5 minutos, asi que le pedí a Johana, que asi se llamaba la chica de turismo, si me podía decir algun bar para comprar comida para llevar, y ella encantada me acompañó también. Lista con mi tapper de carne, arroz, frigoles y patacon (comida típica de aquí que consiste en una masa de plátano frito y salado muy rico), partí rumbo a disfrutar de aquel esperado paisaje. Mientras comía en los asientos del remolque del jeep, estuve conversando con un hombrecillo muy amable de al lado mío y 2 niñas que venían del colegio. Y es que en aquel camino de tierra había como pequeñas aldeas, es por ello que este jeep convertido en transporte público existía. El paisaje superó toda expectativa, y disfrute de lo lindo. Cuando termine de comer me puse de pie en el remolque y me sentí libre. La brisa del aire y el paisaje verde de enormes plantas cafeteras mezcladas con bananeras, papayas y seguramente mas tipos de árboles frutales que yo desconocía, me hicieron sentir que estaba en un paraíso. Y que era genial estar allí.

Cuando llegue a Quimbaya, pasee un poco por su Parque (plaza en español) para ver como los más mayores jugaban al ajedrez alegremente. De allí tome un bus normal que me llevaría a divisar nuevos paisajes bonitos, pasando por Montenegro y llegando hasta Armenia, una ciudad más grande a la cual llegue solo para terminar mi recorrido y poder tomar un bus de vuelta directo a Salento. En el trayecto estuve hablando con una chica de Colombia super amable que hizo que se amenizara el viaje.

Había llegado la hora de descansar, asi que despues de una pequeña cena de empanadas fritas (Colombia tiene mucha gastronomía a base de fritos asi que hay que controlarse jeje), di por terminado mi día feliz como una perdiz.

El miércoles 29 por la mañana empezaba el día temprano para visitar el Valle de Cocora, un bosque de sombra con unos cocoteros únicos en el mundo, que destacaban por su impresionante altura y hasta había sido seleccionado como maravilla del mundo. Un jeep colectivo me llevaría hasta la entrada del parque, donde disfrute de unas bonitas vistas durante el trayecto. Comence a caminar y efectivamente el paisaje que dibujaban aquellas gigantes palmeras de cocoteros, me sorprendio gratamente. Aquellas palmeras conferian un paisaje de playa, que mezclado con las verdes montañas y las vacas, hacian un contraste extraño pero digno de admirar.

El paseo andando duro un total de 4 horas, empezando por un frondoso valle espacioso, pasando por un bosque húmedo y cerrado con varios puentes colgantes y acabando por una camino desde el que pude admirar los cocoteros de cerca, para observar con más detalle su grandiosidad. Fue un paseo muy completo, en el que hice una parada en una casa con alegres colibrís, y disfrute de una famosa bebida colombiana llamada aguapanela que acompañe con un rico queso. Tanto fría como caliente, la hacen a través de la caña de azúcar y estaba increiblemente deliciosa, recordando al sabor del te pero con un sabor dulce como la miel. Despues de esta dosis de energia, continue mi camino hasta un mirador con una subida de las que no se olvida, y desde ahí empecé el descenso de vuelta, disfrutando del singular paisaje de aquellas enormes palmeras.

Mi próximo destino estaba en manos de una compañia de vuelo colombiana, ya que la noche anterior el chico del hostal me había hablado de Vivacolombia, una compañia de bajo coste en la cual a veces sus precios eran inferiores a los trayectos en autobús. Mi objetivo principal era llegar hasta la costa caribeña al norte de Colombia, empezando por Cartagena de Indias. Había encontrado un vuelo a un precio decente, pero resulta que esa simpática compañia sólo permitía compras con tarjetas de crédito de bancos de Colombia, lo cual por supuesto yo no tenía. Llame por teléfono para intentar hacer la reserva pero no me dieron ninguna otra opción que comprar el vuelo con una tarjeta nacional. Ni siquiera podia hacer la compra directamente en el aeropuerto, ya que no tenían oficina de venta de pasajes. Vamos toda una broma. Intente encontrar a alguien por Salento que me hiciera la compra y yo le diera el dinero en efectivo, pero me pareció muy complicado y opte por llamar a Xochi, una amiga colombiana que había conocido haciendo un tour en Peru y con la que había mantenido contacto para que me recomendara lugares en Colombia. Accedió a hacerme la compra, pero cuando me dijo el precio había subido (típico) y por tanto pense que era algun tipo de señal y decidi finalmente viajar en autobús. La parte buena es que eso significaba que haría una noche en Medellín, una ciudad turística donde vivía Xochi y que me iba de paso ya que el trayecto directo a Cartagena eran demasiadas horas. Asi, aunque llegaria un día despues a la playa, conocería una ciudad más de Colombia y además con una persona local de allí. Parecía un buen plan.

Y lo fue. Xochi y su familia me recibieron en su casa con los brazos abiertos. Pude probar la arepa y el patacon con queso y arroz, además de jugos naturales, que nunca faltan en la nevera de una familia colombiana, y aquella aguapanela casera que tanto me había gustado.

Tenía la suerte de que Xochi todavía estaba de vacaciones desde su viaje en Peru, asi que tuvo todo el tiempo para enseñarme su ciudad. El jueves empezaba con mucha energía despues de un sueño reparador, asi que despues de un rico desayuno en la acogedora casa de Xochi y junto a su familia, empezamos a turistear por Medellín. Solo subirnos en el metro, Colombiano volvía a hacer alarde de su buena educación y empatia, con unos mensajes que una grabación decía durante el trayecto, donde recordaba cosas como no toser encima del resto de pasajeros para no molestar y ser lo mas higiénicos posibles. Como este había varios mensajes de este tipo, y me pareció genial la verdad.

Primero fuimos a pasear en teleférico, que en esta ciudad lo utilizan como un transporte más igual que el metro y el autobús, y por tanto ni tan siquiera hay que pagar un extra por montarse, sino que esta incluido si ya has tomado el metro. Igual que los 20-30 euros que te clavan en Barcelona vaya jeje. Fue un bonito inicio para llevarme una vista general de la ciudad, con sus barrios periféricos con chabolas que contrastaban con los altos edificios modernos del centro. Medellín se dedica principalmente a la industria textil, es por ello que muchos de los edificios de oficinas e industrias eran de este ramo.

Despues fuimos a pasear por el centro, en el cual se encontraba la plaza Botero, un escultor muy famoso por sus únicas esculturas gruesas que ha ido repartiendo por diferentes países del mundo, y donde también podemos encontrar alguna en Barcelona. Despues de ver aquellas singulares esculturas de cuerpos de personas y animales varios, continuamos paseando por la plaza Bolívar, el famoso libertador de Latinoamérica. Despues callejeamos por calles llenas de comercios y comimos la típica bandeja Paisa con arroz, frijoles, ensalada, banano frito, carne y chorizo. Vamos de todo un poco jeje. Por la tarde fuimos a visitar el Pueblito Paisa, un lugar con bonitas vistas de la ciudad y donde se podía una reconstrucción de como era un pueblo paisa hace años, con casas de colores parecidas a Salento. Paisa es como se conoce a los habitantes de Medellín y alrededores. De vuelta paseamos por su barrio llamado Envigado, y me sentí tremendamente agusto porque era un lugar con ambiente muy de pueblo, sin edificios altos, con casitas y gente en la calle tomando el fresco. Vamos muy andaluz y que me recordo mucho a Villargordo, mi pueblo :)

Tuve la mejor despedida de Medellín. Resulta que andabamos por una de sus calles y de repente me llamo la atención una casa de piedra con la puerta abierta. Me asomé y quede alucinada con el increíble salón que había, todo construido de piedra. Había 2 señores muy amables que me invitaron a pasar sin problema y me dijeron que esperara para que el dueño me enseñara la casa. Resulta que aquella casa era una increíble obra de arte que un humilde señor llevaba construyendo durante 27 años. Una casa de ensueño toda construida de piedra por dentro y por fuera, con detalles inimaginables, habitaciones preciosas, patios al aire libre y hasta fuentes en diferentes lugares. Un señor amante de la construcción y decoración única, había tallado cada una de las piedras de la casa, hasta construir esa majestuosa casa, a la que cada día le añadia nuevos detalles y planificaba arreglos nuevos. A aquel hombre le llamaban el Gaudí colombiano, y tenía muchísima fama a nivel nacional e incluso internacional por las miles de personas que habian pasado para visitar su casa, ya que sus puertas siempre estaban abiertas. Una bonita sorpresa que tuve mucha suerte de conocer. Xochi conocía el lugar pero desconocía que estaba abierto al público, por eso no me había hablado de aquella casa.

Llegamos a su casa y Xochi tenía un dilema en la cabeza ya que como estaba de vacaciones, se había planteado subir conmigo hasta la playa, pero a la vez no le quedaba mucho dinero y no sabía que hacer. Finalmente, despues de hablar con su padre decidió que se venia conmigo, lo cual me pareció una genial idea. Asi que en poco rato y con las mochilas listas, el jueves noche las 2 nos despedimos de su familia y nos fuimos rumbo a la terminal de autobuses, para viajar hacia las playas de Cartagena de Indias, al norte de Colombia. Ahora entendía porque había sido tan difícil comprar el avión directo a Cartagena, ya que sino no hubiera visitado a Xochi y por tanto no hubiera tenido un gran compañera de viaje durante una semana de playas. Como ya he dicho más de una vez, las señales están para algo.

Colombia me encantó desde el primer momento. Su gente, tal y como me habían dicho, era encantadora, servicial y siempre con una sonrisa en la cara. Paisajes bellos, buena comida, buena salsa que descubriría despues, y un buen rollo permanente. Sin duda había sido una gran decisión acabar mi viaje en un país como Colombia. Todo iba viento en popa y disfrutando cada momento.

Y que siga asi!!! Casi en una de mis últimas entradas, aprovecho para agradecer a tod@s aquell@s que me seguís desde el primer día. No sabéis como lo agradezco y lo feliz que me haceis. Un abrazo a todos!!!!




















































































































No hay comentarios:

Publicar un comentario