Dícese de aquel individuo dispuesto a dormir en cualquier
lugar, utilizar un sinfín de transportes, viajar sin miedo pero con cautela,
regatear de igual forma que das los buenos días, relacionarte con otros
mochileros y con toda la gente local del país que puedas, buscar los sitios más
aventureros, ser capaz de limpiar tu ropa en cualquier lugar, hacer tus
necesidades donde buenamente se pueda, adaptarte a lo que venga, aceptar que la
puntualidad en los transportes es una auténtica lotería, llevar un papel de
wáter en la mochila como quien lleva el DNI, la ropa y la higiene pasan a un
segundo o tercer plano en tu vida, olvidarte de cualquier pijeria o lujo tipo
plancha del pelo o tacones, comparar precios a más no poder, estar dispuesto a
comer lo que encuentres, aceptar posibles riesgos, practicar idiomas que ni tú
mismo sabias que los hablabas, explotar al máximo tu ingenio al nivel del
Inspector Gadget, ser consciente que encontrarás personas buenas y no tan
buenas, pasar de estar más sola que la una a estar acompañadísima, relacionarte
hasta con una piedra, aceptar que tendrás el famoso mal de vientre tanto por
soltura como por restricción, encontrarte con seres vivos de todo tipo, tener
momentos en los que el tiempo no existe, conocerte realmente a ti misma, espabilar,
abrir tu mente y saber que hay más mundo más allá de tu entorno en el que vives
acomodado, ser realista y a la vez ilusionista, darte cuenta de las personas a
las que realmente echas de menos y viceversa, vivir situaciones límite,
aprender, disfrutar, reír, explotar tu positivismo al máximo y sentir que eres
realmente libre, sin ataduras!
Y dicho todo esto, ¿dónde hay que firmar?
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